lunes, 1 de abril de 2019

La caída del imperio del terror

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Todo empezó en el 1921 cuando todo estamos jóvenes, Hitler con su gobierno nazi, nos despejó a todos hacia los campos de concentración, yo y mis dos amigos sabíamos que no íbamos a durar mucho, hemos visto muchos compañeros morir, solo estábamos en clase, no entiendo nada. Nueve meses más y no sabemos nada, creo que son nueve meses mal contados, yo, un judío indio con pelo bueno y ojos azules, me llaman Eizer. 

Mi amigo Guidale es rubio, pelo rizo y blanco cloro. Abhof es un inteligente debilucho a el cual en el campo lo pone a minar, ya que no tiene músculos los guardias se aprovechan de eso. Un día como todos, estábamos hablando de que haríamos si pudiéramos escapar, o si simplemente no estuviéramos aquí. Estábamos escuchando de un guardia que estaba armando planes para que todo, o al menos la mayoría escapara. El plan consistía en golpearlo, quitarle el arma y las llave, para que el finja estar herido.Llegó el gran día, Guiarle me dice:—¡Estoy nervioso, solo somos unos niños, nos mataran de primero!—Con lo que le respondo:—No te preocupes, solo corre y no te separes de nosotros y estarás bien.—Abhof por lo que veo esta en su turno de minería, así que no se si se quedara o si simplemente se quedará aquí pudriéndose como todos,  esto es verdaderamente asqueroso. Todos estábamos hablando de lo que haríamos al salir, Abhof decía que degustar de un delicioso plato de sancocho que había mencionado la profesora de historia hace una semana, y hacer una vida nueva en República Dominicana,, y así tratar de formar una familia, y así ser un poco feliz. Por otro lado Guidale quería salir y reunir un grupo de rebeldes para combatir el estúpido y dictatorial gobierno de Hitler.—¡Déjame tranquilo!—  de un judío en la esquina.A el guardia hacer eso, todo los judíos le cayeron encima, y le arrebataron todo, nosotros estábamos escondido en una zona oscura, la cual casi nadie revisa. Empezaron a salir y yo le agarre la mano a una chica que estaba al lado de mi, a Guidale y a Abhof, para irnos todos juntos, los tres corrimos hacia la entrada y no paramos, como si no hubiera un mañana. Estábamos ya lejos del campo de concentración y de repente vimos dos nazis con francotiradores y nos deslizamos en el suelo, en ese césped  tan alto que cualquier niño como nosotros podía esconderse, Abhof estaba nervioso y salió corriendo, lo juro por mi vida, lo vi en cámara lenta, le dispararon dos veces, una bala impactó en el hombro y otra en la cabeza, la muerte de Abhof sorprendió a la chica y a Guidale, yo simplemente estaba en shock y el grupo que vino con nosotros salió corriendo hacia atrás, y uno a uno fueron cayendo, mientras que nosotros nos arrastramos hasta llegar a un poblado, Guidale vio a unos nazis cuidando el pequeño y antiguo pueblo, decidió que los atacaremos, me toca el hombro y dice:—Ojala no muera aquí, pero si lo hago, que sea por una buena causa—lo miro y le digo—No te preocupes, no pasara nada, yo el de la izquierda y tu el de la derecha— Vamos sigilosamente mientras que la chica,  se quedó detrás de una choza, cuando estamos llegando los nazis se voltean y yo me tiro encima de el soldado mientras que Guidale se quedó paralizado y lo recuerdo muy bien como el soldado sin dudarlo le dispara mientras voy noqueando al otro. Después de esa tragedia la chica y yo nos vamos caminando lentamente. 

Diez años después la chica y yo nos casamos y ahora vive en Estados Unidos, mientras que yo, si, me uni en el ejército Nazi, he pasado por todos los rangos, desde Guardia, hasta cuidar campos de concentración, ahora, hoy es el día, hoy cuido a Hitler que se quedara solo en el bunker secreto de los alemanes, podemos contra los americanos, pero estamos esperando que se acerquen para hacer una emboscada. Todos los soldados están fuera mientras que yo estoy solo con Hitler que pone temas incómodos, después de ganar su confianza, sacó su pistola de su espalda y se la doy en la mano diciendo una sola cosa  — Te mereces esto y mas, por matar a todos niños,niñas,adultos y personas inocentes que no tiene la culpa de tu locura — Desde que terminó de decir eso, hago que apriete el gatillo, recuerdo la satisfacción de ese momento de vengar a mis dos amigos y a todos mi familiares, después de ese momento me quede mirándolo y solo pensaba en todas esas personas que murieron por su culpa, años después me fui a Estados Unidos y un día como hoy, año 1985, me citaron para una entrevista sobre el holocausto,estoy diciendo la verdad en el periódico New York Times, la verdad, sobre lo ocurrido dentro del búnker de führer y las teorías de su escape, y esta es la verdad, Hitler no se suicido, yo lo mate.

Autor: Eduardo José Camilo



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